
Wendy Mena
Investment Team Leader - Invest Guatemala
Guatemala se encuentra en un momento clave de su desarrollo. Con una de las poblaciones más jóvenes de Latinoamérica—una edad promedio de 26 años—y un porcentaje de urbanización del 53%, el país enfrenta el reto de generar oportunidades económicas para su población. A pesar de mantener un crecimiento económico promedio del 3.5%, impulsado principalmente por el consumo interno, este ritmo resulta insuficiente para absorber la demanda de empleo de las 160,000 familias que se forman cada año. Para sostener su crecimiento y mejorar su competitividad, Guatemala debe apostar por un modelo de desarrollo basado en la atracción de inversión extranjera directa (IED) y el fortalecimiento de sus exportaciones.
En este contexto, el nearshoring se ha convertido en la gran oportunidad para captar más inversión. Según datos del Banco de Guatemala, se proyecta que la IED en 2024 alcanzará los USD 1,650 millones, un 6% más que en 2023, superando el promedio de la última década. Estas inversiones están fluyendo principalmente hacia las industrias manufactureras, información y comunicaciones y actividades financieras, los cuales requieren un recurso fundamental: la energía eléctrica.
Sin embargo, mientras la demanda de energía aumenta, la inversión en infraestructura energética ha mostrado un comportamiento contrario. De acuerdo con las estadísticas, los flujos de inversión en el sector de suministro eléctrico, agua y saneamiento han disminuido en los últimos años, lo que representa un desafío crítico para el país. La combinación del crecimiento demográfico, la urbanización acelerada y el aumento de la inversión extranjera requiere un incremento urgente en la oferta de energía, tanto en generación como en transmisión.
Asegurar el suministro de energía confiable y sostenible es una prioridad mundial. Según FDI Intelligence, en 2024, el sector de energías renovables lideró la inversión global en nuevos proyectos, con grandes montos destinados a la generación eólica, solar y de hidrógeno verde. Muchos países están implementando incentivos y políticas específicas para atraer capitales a este sector estratégico. Guatemala no puede quedarse atrás en esta tendencia. Debe aprovechar que ya es reconocida en la región por su gran potencial para generación de energía renovable, con capacidad de ofrecer un suministro a largo plazo y a costos competitivos. Además, que cuenta con un marco regulatorio y normativas que favorecen la inversión privada en transmisión y generación.
Para fortalecer su atractivo como destino de inversión en energía renovable, el país debe anticiparse a las necesidades de los inversionistas. Factores como el ambiente regulatorio, la predictibilidad y la facilidad para implementar proyectos juegan un papel determinante en la toma de decisiones de los capitales extranjeros. Los inversionistas buscan países con bajo riesgo y procesos ágiles, especialmente en sectores que requieren inversiones de alto capital en terrenos, tecnología y maquinaria.
En este sentido, Guatemala debe avanzar en la simplificación y digitalización de trámites, incluyendo la reducción de tiempos para acceder a incentivos para energías renovables, obtener licencias de construcción o gestionar visas de trabajo para talento extranjero. La habilitación de una Ventanilla Única para inversionistas en energías renovables facilitaría la implementación de nuevos proyectos y aceleraría el crecimiento del sector.
Facilitar la inversión en energías renovables no solo garantiza una cobertura eléctrica más amplia y de mejor calidad, sino que también impulsa la creación de empleos en áreas rurales y refuerza la competitividad del país. También permite al país cumplir con los objetivos definidos en la Política Energética de contar con un 80% de generación de energía de fuentes renovables y los compromisos ambientales internacionales. Contar con una matriz energética diversificada y basada en fuentes renovables envía un mensaje claro al mundo: Guatemala es un país comprometido con el desarrollo sostenible, preparado para liderar la transición energética en la región y abierto a atraer más inversión extranjera directa.
